En el museo se habla de un curioso personaje de la sociedad rural manchega, el lañaor, el cual se justificaba porque cuando los cacharros sufrían rotura se guardaban para ser reparados por este profesional, que con un trompillo manual hacía agujeros a cada lado de la grieta y le aplicaban lañas de hierro, cubriendo las grietas con cal, de modo que el cacharro podría seguir usándose. |