Ávila, rodeada por una muralla de piedra que parece salida de un cuento de hadas, es fácil de imaginar en los lejanos días de los campos de batallas de los reinos medievales.
También es una ciudad con un fuerte componente espiritual ya que es la cuna de Santa Teresa de Ávila, un hecho que ha dejado en la ciudad una gran herencia arquitectónica
que abarca desde el siglo XVI. En resumen, sus atractivos son suficientes para justificar una escapada de fín de semana.
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