Sobre el topónimo Cantamuda existe una leyenda que viene a evocar un episodio en el que el Conde Rodrigo, preso de la desconfianza por una supuesta infidelidad de su esposa Doña Elvira, la ató a una mula ciega montada por una sirvienta muda con el fin de que se despeñasen por las laderas de su castillo de la Peña Tremaya. Tras encomendarse a la Virgen, tanto la condesa como la sirvienta llegaron sanas y salvas a la población, arrancándose la muda a entonar primero el Salve Regina ("Cantó laMuda"), y después a declarar ante el juez. Arrepentido, el Conde mandó erigir la Abadía de Lebanza y la Condesa la iglesia de San Salvador. |